domingo, 29 de septiembre de 2013

CERRAR CICLOS


Comparto con ustedes este interesante relato de Pablo Cohelo

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Hay que saber cuándo una etapa llega a su fin.

Cuando insistimos en alargarla más de lo necesario, perdemos la alegría y el sentido de las otras etapas que tenemos que vivir. Poner fin a un ciclo, cerrar puertas, concluir capítulos…, no importa el nombre que le demos, lo importante es dejar en el pasado los momentos de la vida que ya terminaron.

El pasado no volverá, todo pasa, y lo mejor que podemos hacer es no volver a ello. Todo en este mundo visible es una manifestación del mundo invisible, de lo que sucede en nuestro corazón. Deshacerse de ciertos recuerdos significa también dejar libre un espacio para que otras cosas ocupen su lugar.

Dejar para siempre. Soltar. Desprenderse. Nadie en esta vida juega con cartas marcadas. Por ello, unas veces ganamos y otras, perdemos. No esperes que te devuelvan lo que has dado, no esperes que reconozcan tu esfuerzo, que descubran tu genio, que entiendan tu amor. Deja de encender tu televisión emocional y ver siempre el mismo programa, en el que se muestra cómo has sufrido con una determinada pérdida: eso no hace sino envenenarte.

Antes de comenzar un nuevo capítulo hay que terminar el anterior: repítete a ti mismo que el pasado no volverá jamás. Recuerda que hubo una época en que podías vivir sin aquello, sin aquella persona, que no hay nada insustituible, que un hábito no es una necesidad. Puede parecer obvio, puede que sea difícil, pero es muy importante.

Cerrar ciclos. No por orgullo, ni por incapacidad, ni por soberbia, sino porque, sencillamente, aquello ya no encaja en tu vida. Cierra la puerta, cambia el disco, limpia la casa, sacude el polvo.


Deja de ser quien eras, y transformate en el que eres.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Este vídeo es imperdible! 

Me parece maravilloso, tómense el tiempo para disfrutar en 10 minutos una enseñanza para toda la vida... 

...se llama "El punto" y es interpretado por "Luis Pescetti"


sábado, 21 de septiembre de 2013

LA ENFERMEDAD EMOCIONAL

Este escrito es mi pensamiento personal de la "Enfermedad Emocional"; en el mismo doy mi punto de vista, siguiendo los conceptos de quien fue mi amigo y maestro el Dr. Hugo Spañol. Ya que hay varias líneas de investigación, pero concretamente a la que me adhiero es a la que él ha creado.

Es una temática ardua, ya que "el sistema y la sociedad están enfermos", y necesitamos de la ayuda de varias voluntades para revertir lo que la medicina está creando...(enfermos crónicos irreversibles); cuando tenemos en nuestras manos la gran oportunidad de aportar un eslabón imprescindible, en la cadena del enfoque médico actual. 

Aprovecho la oportunidad para alentar a todos a apoyar lo que al Dr. Hugo Spañol le llevó toda su vida, dedicada a los pacientes y a esclarecer de qué se trata "la enfermedad emocional". 

Mi más profundo agradecimiento, por toda su obra, su humanidad y habernos dejado el "legado" y el "compromiso" de seguir trabajando, divulgando, y ayudando a ayudar.
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La "enfermedad emocional" es un concepto relativamente nuevo para el mundo, sin embargo el Dr. Hugo Spañol viene trabajando ésta idea desde sus primeras observaciones en el campo de la medicina. Concretamente en la década del 70 ya tenía un concepto propio y pulido que obviamente con los años fue corroborando y enriqueciendo.

Para quien no sabe de quién estoy hablando, Hugo Spañol fue médico psiquiatra, recientemente dejó de estar físicamente con nosotros; pero indudablemente de otra manera sigue estando presente, (fundamentalmente con quienes hemos tenido la dicha de conocerlo personalmente) me refiero al hecho concreto de tener presente día a día su sabiduría; la palabra justa, combinada con sus gestos; además de haber quedado el legado de sus libros, sus pensamientos y algo mucho más importante que el papel y la tinta, los "miles" de casos clínicos concretos, que a cada paciente le ha podido "ayudar a ayudarse". Sobretodo a ayudarles a devolverse una vida digna, cuando eran, en muchos casos "víctimas de un diagnóstico"; por esta lamentable y mediocre visión actual de la medicina (en lineas generales). Ha tenido una trayectoria profesional inigualable en múltiples aspectos. Ha dado muchísimas conferencias, con una repercusión extraordinaria, con un incalculable valor en sus reconocimientos, fundamentalmente por parte del público, quien era el receptor de la información tan bien brindad por él. 

Si bien en el campo profesional fue muy respetado, querido y amado, por la sociedad médica no ha tenido el reconocimiento y apoyo suficiente y necesario, a pesar que lo que él siempre ha planteado fueron "hechos" y no "meras opiniones". 

No obstante lo que él siempre ha proclamado es la importancia de llegar al "DIAGNÓSTICO ETIOLÓGICO" (causa), y no sólamente al diagnóstico sintomatológico, como se suele hacer. 

Un precepto fundamental es que en la gran mayoría de los casos el ser humano se enferma de sus "circunstancias", dónde se desarrollan las emociones negativas, que llevan a la corta o a la larga a la "enfermedad emocional", el inicio de la sintomatología es tan sutil, que pasamos a tomarla como algo normal; cuando en realidad es algo "frecuente", pero anormal. El "acostumbramiento" a la ansiedad, angustia, crisis de llantos, insomnio, irritabilidad, mal humor, olvidos, distracciones, contracturas musculares de todo tipo, algias, crisis asmátiformes (falta de aire), alteraciones digestivas, palpitaciones, etc., (la lista es en verdad muy amplia) pero lo concreto es que no le damos la importancia al síntoma, como un aviso que algo malo nos está ocurriendo (más importante que el síntoma en sí) y muchas veces, vamos de especialista en especialista, a buscar alivio a esa sintomatología, en "la era del anti".... 

Ansiedad = Ansiolítico
Contracturas = Miorrelajantes
Acidez gástrica = Anti-ácidos
Dolores de diversa índole = Anti-álgicos
Alergias = Anti-histamínicos

Aquí también la lista es muy extensa....

No se pone en tela de juicio que el fármaco sea utilizado, lo que el dr. Hugo Spañol, y quienes seguimos su línea, planteamos a viva voz, que además del tratamiento farmacológico, se llegue al "diagnóstico etiológico". Que como decíamos, por lo general, se va a encontrar la causa, en las circunstancias de cada individuo. O sea en los "roles básicos de convivencia" (mi esposa/o, mi hija/o, mi madre o padre, mi hermano, mi trabajo, mis afectos, etc.), y para ello se requiere que el profesional brinde de sí, dos cosas fundamentales, "tiempo" e "información adecuada", ello se logra con un abordaje holístico (totalitario) del ser humano. 

Lo lamentable es que ésta línea pareciera no ser "redituable" para el "negocio de la medicina" y de los "fármacos". Es mucho más "rentable" un "enfermo crónico", que tenga que tomar de por vida un fármaco y atenciones y controles permanentes, a un paciente que al ser ayudado a comprender sus circunstancias, y ayudarlo a él mismo resolverlas, disuelve su causa, quedando libre de enfermedad (se cura). 

   

miércoles, 18 de septiembre de 2013

EL VALOR DE LAS COSAS


Esta es una hermosa historia, para tenerla siempre a mano, y leerla cada tanto. Que la disfruten!!

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(Autora: Mercedes Reyes)

"Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?"

El maestro, sin mirarlo, le dijo:
-Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después...- y haciendo una pausa agregó Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.

-E...encantado, maestro -titubeó el joven pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.
-Bien-asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho, agregó- toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete ya y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.

El joven tomó el anillo y partió.

Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo.

Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, y rechazó la oferta.

Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado -más de cien personas- y abatido por su fracaso, monto su caballo y regresó.

Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro. Podría entonces habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda.

Entró en la habitación.

-Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.

-Que importante lo que dijiste, joven amigo -contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él, para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por él. Pero no importa lo que te ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.

El joven volvió a cabalgar.

El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:

-Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.

-¡¿58 monedas?!-exclamó el joven.

-Sí -replicó el joyero- Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... si la venta es urgente...

El Joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.
-Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-.

Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?


Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.

lunes, 16 de septiembre de 2013

LA VISITA DE TU VIDA

Este relato me parece muy significativo para graficar este concepto de "la felicidad como camino"

Que lo disfruten!

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Un señor hacía una gira turística por Europa.

Al llegar al Reino Unido, compró en el aeropuerto una especie de guía de los castillos de las islas. Algunos tenían días de visita y otros, horarios muy estrictos. Pero el más llamativo era el que se presentaba como "La visita de tu vida". 

En las fotos, por lo menos, parecía un castillo ni más ni menos espectacular que otros, pero se lo recomendaba muy especialmente... 

Se explicaba allí que, por razones que después se comprenderían, las visitas no se pagaban por anticipado, pero era imprescindible pactar una cita; es decir, día y hora. 

Intrigado por lo diferente de la propuesta, el hombre llamó desde su hotel esa misma tarde y acordó un horario.
Las cosas han sido siempre iguales en el mundo: basta que uno tenga una cita importante, con hora precisa y necesidad de ser puntual, para que todo se complique. Esta no fue la excepción y diez minutos más tarde de la hora pactada, el turista llegó al palacio.

Se presentó ante un hombre con falda a cuadros que lo esperaba y que le dio la bienvenida.

-"¿Los demás ya pasaron con el guía?", consultó al no ver a ningún otro visitante.

-"¿Los demás? -repreguntó el hombre- No. Las visitas son individuales y no tenemos guías que ofrecer".

Sin hacerle mención del horario, le explicó un poco de la historia del castillo y le refirió algunos detalles sobre los que debía prestar especial atención. Las pinturas en los muros. Las armaduras del altillo. Las máquinas de guerra del salón norte, debajo de la escalera, las catacumbas y la sala de torturas en la mazmorra.

Dicho esto, le dio una cuchara y le pidió que la sostuviera en forma horizontal, con la parte cóncava hacia el techo.
-"¿Y esto?", preguntó el visitante.
-"Nosotros no cobramos un derecho de visita -aclaró el recepcionista- 

Para evaluar el costo de su paseo recurrimos a este mecanismo. Cada visitante lleva una cuchara como esta, llena hasta el borde de arena fina. 

Aquí caben exactamente 100 gramos. Después de recorrer el castillo pesamos la arena que ha quedado en la cuchara y le cobramos una libra por cada gramo que haya perdido... Una manera de evaluar el costo de la limpieza", concluyó.

-"¿Y si no pierdo ni un gramo?".
-"Ah, mi querido señor, entonces su visita al castillo será gratuita"
Entre divertido y sorprendido por la propuesta, el hombre vio cómo el anfitrión colmaba de arena la cuchara y comenzó su viaje.

Confiando en su pulso, subió las escaleras muy despacio y con la vista fija en la cuchara.

Al llegar arriba, a la sala de armaduras, prefirió no entrar porque le pareció que el viento haría volar la arena y decidió bajar de manera cuidadosa.

Al pasar junto al salón que exhibía las máquinas de guerra, debajo de la escalera, se dio cuenta de que para verlas con detenimiento, era necesario inclinarse muy forzado y sostenerse de la barandilla. 

No era peligroso para su integridad, pero hacerlo implicaba la certeza de derramar algo del contenido de su cuchara, así que se conformó con mirarlas desde lejos.
Otro tanto, le pasó con la más que empinada escalera que conducía a las mazmorras.
Por el pasillo, de regreso al punto de partida, caminó contento hacia el hombre de la falda escocesa que lo aguardaba con una balanza. 

Allí vació el contenido de su cuchara y esperó el dictamen.
-"Asombroso, ha perdido menos de medio gramo -anunció- lo felicito y tal como usted predijo, esta visita le ha salido gratis".

-"Gracias...".
-"Y... ¿ha disfrutado de la visita?", preguntó el de la recepción.
 El turista dudó y, por último, decidió ser sincero.
-"La verdad es que no mucho. Estaba tan ocupado en cuidar de la arena que no tuve oportunidad de mirar lo que usted me señaló".
-"Pero... ¡Qué barbaridad!... Mire, voy a hacer una excepción. Voy a llenarle otra vez la cuchara, porque es la norma, pero ahora olvídese de cuánto derrama; faltan 12 minutos para el turno del próximo visitante. Vaya y regrese antes de que él llegue".

Sin perder tiempo, el hombre tomó la cuchara, corrió hacia el castillo, al llegar allí dio una mirada rápida a lo que había, bajó más que corriendo a las mazmorras y llenó las escaleras de arena. No se quedó casi ni un momento porque los minutos pasaban y prácticamente voló hacia el pasaje debajo de la escalera. Al inclinarse para entrar, se le cayó la cuchara y derramó todo el contenido. Miró su reloj: habían pasado 11 minutos.

Dejó otra vez sin ver las máquinas y corrió hasta el hombre de la entrada a quien le entregó la cuchara vacía.
-"Bueno, esta vez sin arena, pero no se preocupe, tenemos un trato".
-"¿Qué tal? ¿Ahora, disfrutó la visita?"
Otra vez el visitante dudó unos momentos y respondió:
-"La verdad es que no; estuve tan ocupado en llegar antes que el otro, que perdí toda la arena, pero igual no disfruté nada".

El hombre de la falda, encendió su pipa y le dijo:
-"Hay quienes cuando recorren el castillo, "la visita de su vida", tratan de que no les cueste nada, no pueden disfrutarlo. Hay otros tan apurados en llegar pronto, que lo pierden todo sin disfrutarlo. Unos pocos, aprenden esta lección y se toman su tiempo para cada recorrido.

Descubren y disfrutan cada rincón, cada paso. Saben que no será gratuito, pero entienden que los costos de vivir valen la pena".


viernes, 13 de septiembre de 2013

EL TAMAÑO DE LOS SUEÑOS

Este excelente relato es algo, si se quiere, muy parecido al escrito de Eduardo Galeano: "SOBRE LA FELICIDAD", que compartimos hace poco, entre todos. 


En este caso el autor es: "WIMPI" - seudónimo del periodista Uruguayo Arthur García Núñez, 1914-1956.

Espero que lo disfruten!!

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El tipo se hace, por lo general, pesimista, a fuerza de ir viendo lo que les pasa en la vida a los optimistas.

Hay un optimismo capaz de producir pesimismos.

Es el de los optimistas que enajenan el presente, que desatienden la hora en que se vive.

Aspirar a la plenitud, es un modo de conspirar contra ella. Quien aspira a mucho, en efecto, siempre se siente defraudado por lo que pudo, luego, conseguir.

Cada hora de la vida tiene una riqueza, un significado, un sentido. Cuando el tipo no aprovecha esa riqueza, no advierte ese significado, no entiende ese sentido, ha sufrido una pérdida que ya con nada podrá compensar.

No es optimismo auténtico el de quien espera confiado a que la realidad llegue a tener el tamaño de sus sueños: lo es, en cambio, aquel capaz de vivir su sueño como una realidad.

Esperar a que una ilusión se realice, es una falta de respeto para con la ilusión. Esperar a que se transforme en una cosa que pueda tocarse o guardarse en un cofre o ponerse en la heladera, es quitarle a la ilusión sus valores más ciertos, su gracia más diáfana y su gloria más pura. Es confundir a la ilusión con un pagaré.

Dicen los pesimistas que no puede haber felicidad completa, porque están aburridos de ver la decepción de los optimistas que creían que podía haberla.

Pero es que la felicidad no es nunca una cosa hecha: se va haciendo. No se trata de que el tipo piense que llegará a ser feliz: se trata de que, lúcido, vaya siendo feliz.

A cada momento el tipo llega a algo. Lo malo es que no se da cuenta. Nada de lo que pasa, pasa. Todo se hace nuestro. Y el tipo, que siempre quiere apoderarse de todo, nunca sabe ser dueño de nada.

La felicidad no puede estar al final de ningún camino: debe ir estando en el camino. No es, nunca, una cosa hecha: es intención y referencia, es conciencia y fe.

No busca el camino hacia una cosa: se hace, entre las cosas, un camino.

Todo momento es algo, todo paso es una decisión.

Cada latido es un regalo. Por no haber entendido eso tuvo que confesar, allá en sus años viejos, la Marquesa de Sevigné:

-"¡Qué feliz era yo en aquellos tiempos en que era infeliz!

jueves, 12 de septiembre de 2013

Já Sei Namorar

Este es un tema recomendado por Gabriela que me gustó muchísimo, que lo disfruten!!!




LÍMITES EN EL VÍNCULO DE PAREJA

Este tema que me parece muy interesante, lo deseo compartir con todos ustedes ,además seguimos con la temática de los "límites", dándole continuidad al mismo. 


Sería interesante no perder los hilos de conducción de los temas en los que estamos reflexionando. 

En síntesis es conjugar éstas lecturas y relacionarlas, para poder pensarlas en forma integral. Pero más allá de todo, que todo esto sea un entretenimiento y no un deber. 

A disfrutarlo! 


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EXTRACTO DEL LIBRO LÍMITES SANADORES DE ANSELM GRUM

El terapeuta de pareja "Hans Jellouschek" considera como causa de muchos problemas matrimoniales la gran cercanía de los cónyuges, que creen que en el amor deberían fusionarse siempre. 

Pero los miembros de una pareja que quieren vivir así nunca se encuentran a sí mismos. 

La consecuencia: en algún momento padecen su excesiva cercanía. Ya no pueden disfrutar de su sexualidad. Desarrollan síntomas psicosomáticos y discuten constantemente entre sí. Un matrimonio sólo resulta si se convierte en una convivencia equilibrada entre cercanía y distancia.

Muchos matrimonios que se quejan de conflictos permanentes en la relación, no entienden si el terapeuta les dice: “Ustedes están demasiado cerca el uno del otro”. Ellos creen, precisamente, que su permanente discusión es más bien manifestación de una gran distancia. Pero para Jellouschek es seguro “que la discusión es precisamente una forma de aferrarse entre sí”. Por esta razón, él aconseja a las parejas que creen suficientes espacios libres, por ejemplo un ambiente propio en la casa o un día “libre” en la semana, que estructuren para sí solos.

Ante tal consejo, algunos sienten temor y creen que se trata del primer paso hacia la separación. Pero sólo cuando aseguren sus propios límites, continuarán juntos y en paz por mucho tiempo. No existe una fusión duradera. Vivimos en un ir y venir entre la cercanía y la distancia, entre la unidad y la separación.

martes, 10 de septiembre de 2013

ITZHAK PERLMAN

Esta es otra historia real.... 


(Seguramente para el mundo de los músicos, Este hecho, de éste extraordinario violinista les sea conocida).


No obstante me parece interesante para los que tampoco sabemos de música, ya que "la vida" se plasma es cada acto, a cada momento nos enseña algo!!!


Disfruten la historia!!!

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El 18 de Noviembre de 1995, el violinista Itzhak Perlman subió al escenario para dar un concierto en el salón Avery Fischer del Lincoln Center, en la ciudad de Nueva York.

Subir al escenario no es un logro pequeño para él; sufrió de poliomielitis cuando era chico, tiene abrazaderas en ambas piernas y camina con la ayuda de muletas.

Verlo caminar sobre el escenario de un lado a otro, paso a paso, lentamente, es una escena conmovedora. Camina en forma penosa, pero también majestuosa, hasta que alcanza su silla.

Después se sienta y pone sus muletas sobre el piso, abre los broches de las abrazaderas en sus piernas, recoge un pie y extiende el otro hacia adelante. Luego se inclina y recoge el violín, lo pone bajo su barbilla, hace una seña al Director y procede a tocar.

Pero esta vez, algo ocurrió: justo cuando terminaba de tocar sus primeras barras, una cuerda de su violín se rompió. . . No había dudas de lo que ese sonido significaba, no había dudas de lo que él tendría que hacer.

Los que estaban allí esa noche, pensaron: “va a tener que ponerse de pie, abrocharse las abrazaderas, recoger las muletas y renguear hasta afuera del escenario para encontrar otro violín u otra cuerda” o “tal vez pida ayuda a un colaborador. . .”.

Pero no fue así. En su lugar, él esperó un momento, cerró sus ojos y, después, hizo señas al Director para volver a tocar; la orquesta empezó y él tocó desde donde había parado. ¡Tocó con tanta pasión, con tanto poder y con una claridad que nunca antes se había escuchado!

Claro, cualquiera sabe que es imposible tocar una obra sinfónica con solo tres cuerdas. Pero esa noche, Itzhak Perlman se rehusó a saberlo.

Podía observarse como modulaba, cambiaba y recomponía esa pieza en su cabeza. Encontraba en las tres cuerdas restantes, los sonidos que tenía que darle la cuerda que le faltaba. Y esto, a velocidad de concierto. Y esto, en medio de la ejecución de una pieza ya de por sí complicada para cuatro cuerdas. . .

Cuando terminó, había un silencio impresionante en el salón. Después, la gente se levantó y lo aclamó emocionada.

El sonrió, se secó el sudor de sus cejas, alzó su arco para callar al público y dijo, no de manera presumida, sino en un tono tranquilo, humilde, pensativo y reverente:

“Ustedes saben, algunas veces, la tarea del artista es la de averiguar cuánta música podemos producir con lo que nos queda, con lo que tenemos”.

Y ¿quién sabe?, tal vez esa sea la definición de la vida, no solo para los artistas.